En esta noche sin
canto de grillos,
ni murmuro de ranas,
en el que sólo se pasean
los murciélagos,
oscura señal,
amargo pensar,
sumergidos en la
inmensa negrura
del silencio,
tuve ganas de mirarte
en la sombra
que nos rodea,
para saber si acaso te has
percatado de
esta tormenta que
nos invade a pesar de
la calma,
del mural que
representamos y
de lo colosal que
fuimos tomados de la mano,
conquistando una hebra
infinita del universo.
Te sigo contemplando
hombre silvestre, brutal y predecible,
no te alarmes
mi pestañeo no te
expulsará al vacío,
te hará comprender que
en la sabiduría de
una hembra
habita el amor y
que la pasión es
una tumba para dos.
Autora: Adriana Comán.
Guauuu! Adriana! "...la pasión es una tumba para dos". Qué hermosa metáfora para sellar un bello poema. Una tumba de la que se puede resucitar o morir ciegamente para siempre. Bello amiga.
ResponderEliminarDebo confesar, que a mí también me sorprendió esa metáfora porque salió sola sin pedir permiso al lápiz, se dibujó sola en el poema. El amor es ciertamente una tumba donde caben solo dos, amar hasta la muerte, y después.
ResponderEliminar¡Muchas Gracias por tus palabras Melodie!. Me pone feliz saber que me estás leyendo desde el otro continente: ¡Qué pequeñas son las distancias ante la inmensidad del tiempo!!
ResponderEliminarSeguiré tu blog. Te mando un fraternal abrazo desde Santiago del Estero, Argentina.