sábado, 25 de julio de 2015

TRIQUIÑUELA

 Por donde camino me encuentro con ellos,

si son los títeres, los más preciosos

los que juegan al jueguito de la imaginación.

Ellos nos divierten y nos provocan varios sentimientos.

Si los títeres son preciosos,

saben vestir bien,

se portan bien

hasta engordan bien.

Una miradita del títere y caerás

en la profunda miseria y banalidad
.
¿Y quién maneja al títere? ¿A los títeres?

Ellos están por todos lados.

Ríen eternamente en tu función de teatro ordinario.

Carcajadas, y estás cayendo.

Carcajadas, por tu precariedad.

Carcajadas, por tu infelicidad.

Carcajadas, y me detengo si aprendes a odiar.

¡Sí, los títeres son preciosos!



Adriana Comán




domingo, 17 de mayo de 2015

Onírico II

No es tan simple
caminar juntos bajo el mismo sol
sin quemarnos,
sin agotar las cuerdas del reloj,
sin mirar el aleteo físico de los años,
con la coordinación justa de la ausente competencia.

No es tan simple
alejarnos en la muerte de un beso
con el nacimiento de una caricia
donde las palabras brotan desde un exilio
para albergar en el limbo en el que nos sumergimos cotidianamente.

No es tan simple
ser piezas de un todo y pretender ser comprendidos
ser de barro en la eterna ciudad aplastante,
consumirnos en el humo de la luna
que nos conecta de un modo ancestral con la tierra,
adorar a la chingada
que nos muestra el camino
que nos impide mirar en reverso
que nos envuelve en maíz por las noches
para completar el armonioso hechizo de la vida,
para fundirnos en muchos,
para volver a la semilla,
para parir un nuevo camino con el pestañeo del sol.


                                                                                                  Adriana Comán. 

martes, 17 de febrero de 2015

"Cuerpos Silenciados"

 Qué mudo se ha quedado el cuerpo
ante la desazón del alma,
masticando los tejidos,
anestesiando el pensamiento.

En el mundo danzan los infames,
se mueren los civiles,
los nervios tambalean,
coordinación apagada,
el sin sentido absorbe
la sangre detenida
en el páramo del mundo,
donde se alimentan algunos.

Apenas se enciende el pestañeo
la injusticia atropella a los asténicos,
a los que siguen vivos.
¡No te atrevas!

Los cuerpos son ahora nuestros cimientos,
los muros, las ventanas, los techos
de nuestros hogares;
la sangre es la bebida
de largas generaciones,
la impunidad ha plantado
su bandera de gloria en la historia.

Qué mudo se ha quedado el cuerpo
anda gateando al tiempo
pretende quitarle un segundo
de amor, de felicidad,
tener la victoria de decir nunca más
para silenciar el chillido
de la ruleta que sigue girando.

                                                 Autora: Adriana Comán.