sus botas están cansadas,
la faca agotada
de tanto carnear vidalas.
Dejen morir al gaucho,
ya ni un árbol
ni una mora
le ha quedao al pobre,
ni bien se duerme
lo resucitan en canciones,
en poemas y como si eso juera poco,
le dan largas vidas en novelas.
Dejen morir al gaucho,
el cemento ha devorao
sus ilusiones,
les han tapao sus trincheras
con carreteras,
las chinas ya no amasan
al rescoldo.
Dejen morir al gaucho,
de vender humo a la capital
si aquí, en Santiago del Estero
ya está todo urbanizao,
lo reviven al pobre por necesidá
y por lo mismo negamos
a la escritura,
a la literatura actual.
Autora: Adriana Comán.
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