sin tiempo;
siento nuestras espaldas
acorraladas,
aún así podemos soñar,
equivocarnos juntos.
La madurez es aceptar
las verrugas del otro,
la cruz del otro,
los triunfos del otro
que aquí son nuestros.
El espacio físico
que nos consume
es grieta ganada;
las calles se acortan,
nuestros pasos son pequeños
pero vivos,
pereceremos en la eternidad
¡Qué buen juego el nuestro!
distraer a eso que te mata
para triunfar en un beso;
patear esas barreras,
alcanzar una sonrisa
es obtener la inmensidad,
tener en tus manos lo infinito.
Detener el mundo
para mirarnos
y hacer estallar
las leyes físicas;
sobrevivir a la complicidad
de sabernos eternos
en este calendario para dos.
Autora: Adriana Comán.
¡Muuuy buen poema Adriana!
ResponderEliminarUn gusto leer éste manifiesto al amor.
Gracias Mauri!! Es un verdadero manifiesto de amor
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